Las empresas tienen bases de datos gigantescas (big data) que crecen segundo a segundo: cada transacción, cada movimiento de un cliente en el sitio web, cada ticket, cada reclamo, cada compra, cada sensor en un equipo de la fábrica conectado a internet de las cosas.
A lo que ocurre puertas adentro de la empresa hay que sumar el movimiento exterior: información no estructurada contenida en los correos electrónicos, en los diferentes medios de comunicación, en sitios especializados y hasta en las redes sociales.